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No puedes imaginar cuanto te quiero, ahora los relojes pararán. acercándote a mi pelo, y tu mirada otra vez...

domingo, 5 de febrero de 2012

Nuestro no. Solo tuyo y mío.

Estás ahí. Futuro perfecto. Perfecto pero sin tí. Te veía ahí, en ese cumulo de imagenes preciosas, de recuerdos inolvidables. Una vida nuestra. Tú y yo. Yo y tú. Una vez hablamos de ese futuro, y lo hicimos suponiendo que ibamos a estar juntos. Y ahora que no estás. Que te eché de mi vida porque me rendí. Porque se me quitaron las ganas de seguir luchando por ese futuro perfecto que parecía que no iba a empezar jamás. Porque se me desbordaron las lágrimas, los daños, esas palabras que se me clavaban como cuchillos, esos momentos con ellas y sin mí. Porque me di cuenta de que igual tú habías querido cambiar la historia, seguir adelante, y no mirar atrás. Aunque te eché de mi vida, te sigo viendo ahí. En un futuro que ya no es nuestro, que ahora es tuyo y mío. La vida en dos vasos diferentes. Como dos piezas del mismo puzzle pero que no encajan entre ellas. Y te veo mirando como soy feliz, encontrandonos de repente después de muchos años. Y veo como te duele, como te rompes por dentro al darte cuenta de que me perdiste. Y veo como a mí ya no me duele. Como no te echo de menos. Como soy feliz.. Sin ti.

Hablamos de ese futuro una vez. Yo quería dos niñas adoptadas y tres frutos de nuestro amor. Tú querías un solo hijo. Nos reimos tanto imaginandolo. Tendríamos dos niños, el chico se parecería a ti. La niña a mí. Y le daríamos amor a una más, que sería la mediana entre los otros dos.