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No puedes imaginar cuanto te quiero, ahora los relojes pararán. acercándote a mi pelo, y tu mirada otra vez...

jueves, 28 de enero de 2010

Ten un poco de paciencia: (VIII)

La profesora de latín murmura cosas sin sentido a la clase, pero nadie la escucha. Sol destapa sus sueños mirando el cielo azul, hace mucho rato que ha desconectado para sumergirse por completo en su mente, sin darse cuenta de que Em está mirándola, al lado suyo, apoyado en el radiador y con una sonrisa dulce en el rostro.
Pasan los minutos y al fin Sol siente un cosquilleo que le recorre el cuerpo, se siente vigilada y baja la mirada para encontrarse con los ojos de él. Sol sonríe y le mira interrogante, Emanuel al verse descubierto agacha la cabeza y ensancha su sonrisa.
- ¿Sabes? Me hace gracia cuando me miras y te ríes.
- Me gusta tu sonrisa.
Sol espera a que diga algo más, pero Em se queda callado y finge que escucha a la profesora. Esta vez es Sol la que sonríe cariñosa, pero antes hace con su pelo dorado una cortina, para que él no la descubra.

miércoles, 20 de enero de 2010

Fuera de aquí.

Vamos a hacer una cosa. Si alguna vez en tu maldita vida has llegado a pensar que podíamos tener algo, olvídalo ¿vale? No me digas que es que yo correspondía a tus sonrisas, que te miraba, que me preocupaba por ti, que mantenía tu mano entre la mía más tiempo del debido, porque ya lo sé. No me preguntes por qué, simplemente me he dado cuenta de que lo nuestro es imposible. Imposible del todo, con letras grandes, pintadas de verde fosforito. ¿Acaso vas a cambiar algún día? Yo sé que no, y tampoco te puedo pedir que lo hagas. No me digas que soy yo la que se derrite con tus sonrisas, la que busca tus ojos, la que te hace crearte falsas esperanzas. Porque te contestaré que eres tú el que lo empezaste todo, eres tú el que poco a poco te fuiste abriendo camino, eres tú el que hacía que nuestras miradas se encontrasen, eres tú el que creyó en esas falsas esperanzas. Tú no vas a dejar de ir con quien vas, y yo tampoco puedo pedírtelo. Tú no vas a dejar de fumar, y yo tampoco puedo pedírtelo. Tú no vas a dejar de hacer estupideces suicidas, y yo tampoco puedo pedírtelo. Tú con tu estúpida sonrisa no vas a dejar de hacer con ella lo mismo que haces conmigo, y yo tampoco puedo pedírtelo. ¿Lo entiendes? A mi no me gusta lo que haces y tú mismo dices que soy demasiado buena; demasiado buena para ti. Yo no puedo estar preocupada por tu culpa todo el tiempo, no sería justo.
A si que vamos a hacer una cosa, si alguna vez has pensado que esto podría funcionar, olvídalo ¿quieres? Porque aunque siento que te quiero; aunque te voy a estar eternamente agradecida por haber sacado el otro clavo; aunque en mis sueños, por las noches, crea que todo va bien, que todo puede funcionar, que todo es posible; aunque al ir de camino al instituto me diga: Hoy es el día… sé que somos demasiado distintos para poder encajar, que todo acabaría mal. Por eso no te extrañe que a partir de hoy pase de ti, de tus miradas, de tus caricias y de tus sonrisas; y no te extrañe que en el fondo piense que todo lo que estoy haciendo, todo lo que te acabo de decir, está mal.

martes, 19 de enero de 2010

Ten un poco de paciencia: (VII)

Sol andaba por la calle, volviendo del instituto. Acababa de presenciar una pelea, por lo visto el chico había pegado al amigo de su novia por haberle dado un pico, y pensaba que pasaría si le ocurriese a ella. Porque Sol sabía que si elegía a uno de sus dos chicos el que se quedase fuera no se iba a dar por vencido y, habría puesto la mano en el fuego, a que al final su historia también acabaría en una pelea.
- ¡Sol! - alguien la llamó, sacándola de sus pensamientos.
Se giró, y vio a la última persona que deseaba ver en esos momentos. Emanuel sacudió la mano, Sol se preguntó si ya le había perdonado, ella también saludo desde lejos, desde la otra esquina de la calle. Todo en pocos segundos, después, se dio la vuelta.
No quería elegir a nadie. No era el momento.

domingo, 17 de enero de 2010

Dime que es lo que ves cuando me miras a los ojos.

Mírame, a los ojos. ¿Me ves? O mejor aun, ¿qué es lo que ves? Necesito saberlo. Yo creo que si me estás mirando no me estás viendo. Seguro que estas pensando en otra. Mírame, sonríe. ¿Lo ves? Te sale esa sonrisa tan dulce, tan avergonzada, tan bonita.. Esa sonrisa que es mía, o que yo creo que es mía. Pero no puede ser. Si de verdad fuese mi sonrisa te acercarías más a mi, siempre que pudieses, como haces con las demás. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo? No te creo. No me lo trago. O quizás sí, pero es mejor hacerse la 'no' ilusa. Ahora en serio, ¿es verdad? Por que si todo es mentira podrías irte a paseo. ¿Y si es verdad? Si es real acércate, con cuidado, con mucho mucho cuidado para no asustarme, por si acaso mi corazón se quiere alejar. ¿Estás ya cerca? Pues ven, mírame a los ojos, sonríe. Sí, con esa sonrisa que es mía, con esa sonrisa tan dulce, avergonzada y tan irresistiblemente bonita…

viernes, 15 de enero de 2010

Cierra los ojos e imaginatelo...

- ¿Marcos, no piensas a veces que te gustaría escapar?
- ¿Escapar? ¿Escapar donde?
- Irte lejos, muy lejos. A un sitio en el que nadie te conozca, nadie sepa tu nombre y puedas andar con libertad. Un sitio sin prejuicios, sin jueces, sin maltratos, sin insultos, ni frases que hacen daño. A un sitio donde se pueda rozar con la yema de los dedos el sol, las estrellas y la luna. Sobretodo la luna. Y la felicidad. Sí, la felicidad. Un lugar donde la felicidad sea pan de cada día, como el respirar, que salga sola y que todo se llene de carcajadas alegres. ¿No te encantaría?
- Claro. Pero si tú no estuvieses en ese mundo no me gustaría nada de nada.

miércoles, 13 de enero de 2010

Ten un poco de paciencia (VI)

Em está ahí. Tranquilo. Sonriendo. Y tonteando con esa chica, Julia. Sol pasa y le mira, intentando encontrar respuestas en esa mirada tan fugaz. Emanuel se para un segundo en ella, pero a Sol le parece que ni si quiera le mira a los ojos, después continua y se va. Sol lo ve marcharse, confundida. ¿Qué coño le pasa de repente?

viernes, 8 de enero de 2010

Ten un poco de paciencia (V)

Jueves por la noche. Sol al fin ha conseguido conciliar el sueño y se ha dejado arropar por los brazos de Morfeo. Su respiración es profunda y, una media sonrisa, que intenta ocultar lo mal que lo está pasando, ilumina su rostro cansado. 1:25 A.m., el móvil vibra, segundos después el comienzo de una canción resuena en la habitación oscura. Sol se despierta y mira el móvil, una perdida de él, de el que le ha hecho tanto daño. No lo puede evitar y le responde con otra perdida. Al cabo de un rato vuelve a sonar el móvil. Otra vez.
Sol escribe un sms.
- Te ha gustado eso de las perdidas tan tarde, ¿no? ¿Es que me quieres mucho o lo haces adrede?
Espera, hasta que el móvil vuelve a vibrar.
- ¿Valen las dos cosas? Pero te gusta que te las haga, eh. Te quiero.
- Uy si mira, me encanta, sobretodo porque me despiertas. Lo que más me encanta son tus cambios de opinión, hoy pasas de mi y mañana no. Ah, y que me digas que me quieres cuando estas con otra. ¡Aclárate!
Espera un poco más, se queda medio dormida, pero al final vuelve a notar la vibración debajo de su almohada. Un mensaje de Mark, lo abre.
- Con Ande solo estoy de rollo, sol. Eso que quede claro. Además, ¿tú me quieres?
- Haz un poco de memoria que me canso de decirte siempre lo mismo. Y qué mas da si tú vas a seguir mintiéndome y estando con la primera que se deja liar, ¿eh?
Sol espera, pasan los minutos, largos, cada vez más rápido. Al final se duerme y el móvil no vuelve a vibrar con ningún mensaje.

martes, 5 de enero de 2010

Ten un poco de paciencia (IV)

- Lárgate de mi vida de una maldita vez.
- Vale, si eso es lo que tú quieres…
En ese momento Sol sientió una punzada fuerte en el corazón y, en su cabeza, una lucecita se encendió. Aun faltaba algo..
- Espera, se me olvida decirte feliz año nuevo, si no te lo digo ahora me quedaré con las ganas y como no pienso volver a hablarte será peor.
- Oye, ¿Lo haces a propósito o es que me quieres mucho?
- Déjame.
- Dímelo.
- Es que te quiero mucho..
- ¿Sí? ¿Entonces porque cojones hay otro?
- Tú nunca te enteras de nada, Mark. Solo ves lo que quieres ver. No hay otro, o quizá sí. Lo único que tengo claro es que hay otro en los momentos en los que tú eres tan gilipollas de hacerme daño. En los momentos en que él viene a salvarme del llanto y me da un abrazo. En los escasos segundos que me dura el enfado contigo. Después estas tú, siempre tú. Tú que eres un capullo y yo no soy capaz de querer a quien debería querer.
Silencio, no pasa nada. Sol mira la pantalla del ordenador, esperando, como siempre. Pasan los minutos y, al final, se cansa.
- ¿No vas a decir nada?
- ¿De qué?
- De lo que te acabo de decir.
- No tengo nada que decir.
- O sea, yo te digo que te quiero y que no hay otro y tú como si nada.
- Sol, déjalo ya ¿vale?
- No quiero.
- ¿No te das cuenta de que yo paso de ti? Eres tú la que vienes siempre a hablarme.
- ¡Eres un gilipollas!
Sol cierra de golpe el portátil e intenta reprimir el llanto. Escucha su nombre y se levanta respirando hondo. Sale al pasillo y de ahí al comedor, sacando su mejor sonrisa.
Sí, eso fue lo más duro para ella, sacar su mejor sonrisa cuando su corazón se retorcía de dolor. Fingir que todo estaba bien cuando lo único que quería era tirarse en la cama y llorar. Hacer como si nada, porque era año nuevo y estaba toda su familia en casa.

viernes, 1 de enero de 2010

Quédate conmigo.

- No te vayas.
- ¿Qué?
- Por favor, no te vayas.
- ¿A dónde me voy a ir?
- No te vayas a Argentina.
- ¿Cómo te has enterado?
- Eso da igual, no te vayas por dios. No voy a poder aguantarlo. Sé que siempre te he negado cosas que tú querías, sé que nunca he aceptado algo más que una amistad y no tengo derecho a pedírtelo, pero no quiero que te vayas, te necesito.
Silencio.
- Si tú me lo pides me quedaré siempre a tu lado.
- ¡Te lo estoy pidiendo, joder!
Marcos niega con la cabeza y a Lucía se le llenan los ojos de lágrimas, le mira a los ojos y lo entiende todo. Se acerca con furia y le besa en los labios, al principio con rabia y enfado, después ante la respuesta dulce de él con cariño y esperanza.
- Si te tengo a mi lado no me iré a ninguna parte.