miércoles, 9 de febrero de 2011
Toda sal.
He visto a esa niña hacerse la fuerte tantísimas veces… Podía haberse caído el mundo sobre sus hombros, que ella nunca dejaría que se viese en sus ojos. Sonreía. Siempre. Aunque las penas la tenían enterrada. Y antes verse muerta que derrumbada. Una vez le dije que por qué nunca lloraba. Me dijo que si empezaba, no podría parar jamás. Y me lo creí. Porque era toda agua salada. Tan acumulada tras los ojos que a veces hasta toda ella sabía a sal. Tan acumulada, que estaba encharcada de tanto llorar por dentro. También le pregunté que por qué no se ahogaba. Me dijo que había aprendido a respirar bajo su propia agua.
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Sophie.,
Ven que te cuente un cuento.
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*_______________*
ResponderEliminarAdmiro a esa niña por tener la fuerza para sonreír.
Pero callarse las cosas no está bien.
aveces soy esa niña, pero yo no me puedo guardar las lagrimas, desbordo en sal:(
ResponderEliminarBUF, precioso, me siento identificada a veces
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