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No puedes imaginar cuanto te quiero, ahora los relojes pararán. acercándote a mi pelo, y tu mirada otra vez...

jueves, 10 de junio de 2010

Aurea parece una chica fuerte, pero en el fondo no lo és.

Edgar la agarró de las muñecas con fuerza. Quería gritarle que no era verdad, que él no estaba ahí para morir en esa lucha, que Lilian volvería a ver a sus padres, que él también lo haría... Y entonces las vió, unas marcas en el bajo vientre de Aurea. Se detuvo en seco y las examinó con atención, pero Aurea fue rápida y se bajó la camiseta con velocidad.
- ¿Quién te hizo eso?
- Nadie.
- Oh, vamos Aurea...
- Nadie, Edgar. Por favor.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y Edgar quiso pedirle que no llorara, pero no sabía como, fue a abrazarla con fuerza pero recordó que no podía tocarla, a si que se quedó mirándola, esperando..
- Fueron ellos, yo era pequeña y ellos me cogieron en un callejón. Supongo que no sabían lo que yo podía hacer. No me buscaban pero me encontraron. Eran tres y uno de ellos me acosó mientras los otros reían, supongo que ya te imaginarás lo que pasó.. Se asustaron y.. - Aurea respiró hondo y se tapó el rostro con las manos. - Y tenían un cuchillo y...
- Me creía que tú eras de aquí, que esta era tu casa, que aquí estaba tu familia. Lo siento tanto...

2 comentarios:

Sí, será un día lluvioso y no hay nada que podamos hacer para cambiarlo. Podemos rezar para que salga el sol, pero eso no parará la lluvia. Puedo ser tu refugio hasta que termine, por favor no pares la lluvia. Déjala caer, déjala caer, déjala caer. Por favor, no pares la lluvia.