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No puedes imaginar cuanto te quiero, ahora los relojes pararán. acercándote a mi pelo, y tu mirada otra vez...

martes, 23 de noviembre de 2010

Si tú no estás aquí...

Al ver las fotos sintió que se rompía en pedazos, y la soledad de saber que él ya no estaba, que se había ido para siempre llenó su alma, resquebrajándola. No podía llorar y sin embargo, las lágrimas corrían por su cara, haciendo caída libre desde sus ojos. Y entonces, llegaron dos ángeles, sus dos ángeles, esos por los que seguía viviendo, una de esas corrientes de aire que le hacían permanecer en la superficie de la tierra y no volar alto y lejos.
- Ama, ¿por qué estás siempre tan triste?
- Es que hecho de menos a aita, y quiero abrazarle muy fuerte pero no puedo hacerlo.
- ¿Es por que está en el cielo?
- Sí, cariño.
- Y si está en el cielo ¿por qué no le veo?
- Pues porque el cielo es muy muy grande.
- ¿Pues sabes lo que voy a hacer? Voy a subir a un avión, voy a ir hasta el cielo a buscarle y lo voy a traer otra vez con nosotros. ¿Vale, ama? Así podrás abrazarle fuerte.

Si dos niños de tres y siete años creen que pueden traer de vuelta a la vida a su padre con solo subirse a un avión, ¿cómo vamos a perder nosotros la esperanza?


4 comentarios:

  1. Nunca algo más verdadero que esos dos seres para ponerte los pies sobre la tierra nuevamente. Un abrazo

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  2. Me ha recorrido un escalofrío, te lo juro.

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  3. Has conseguido emocionarme. El texto, junto a esa canción de Rosana (que es para mí la canción de alguien que ya no está) me han recordado a una persona muy especial para mi.

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Sí, será un día lluvioso y no hay nada que podamos hacer para cambiarlo. Podemos rezar para que salga el sol, pero eso no parará la lluvia. Puedo ser tu refugio hasta que termine, por favor no pares la lluvia. Déjala caer, déjala caer, déjala caer. Por favor, no pares la lluvia.