No te quejes. Llevamos dos días cruzándonos por los pasillos y ni si quiera te he lanzado una cara de reproche. En realidad, cuando sé que estás cerca sonrío como si se me fuese la vida en ello. Puedo mentirme y decir que es por ti, ya sabes, para que no te creas que me importas, ni que me duele, pero en verdad es que me he jurado no romperme si te miro a los ojos. Aun no lo he hecho, es verdad, y sinceramente no creo que lo haga en mucho tiempo. Aun te echo de menos, y siento la rabia de no entender porque juegas así conmigo por dentro. Pero cuando paso por tu lado deseo con todas mis fuerzas que me llames y me retengas por el brazo, que me mires a los ojos y romperme al mirarte, y que te ablandes al verme, y que veas esas heridas, las que tu abriste y yo cerré, las que hace dos meses volviste a abrir con tus mentiras para luego echarles el limón amargo de tu corazón.
miércoles, 4 de mayo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
maldita sea, como me gusta esa canción de James Morrison *.* (y haces bien en sonreír, aunque se te vaya la vida en ello, aunque realmente quieras que vuelva y cambie de opinión, que deje ya de hacerte daño y dejarte ir a lo tonto)
ResponderEliminarNo te rompas. Ya sabes que no tienes que romperte :)
ResponderEliminarhay un tipo con el que me cruzo por los pasillos que me ha recordado a este texto después de leerlo. se llama 445 y en vez de heridas él me inyecta veneno y me hace desencaminarme de mis encaminaciones (puro sexo)
ResponderEliminarno debes romperte jamás.
el amor es precioso cuándo no dejas romperte.